En el contexto organizacional, actual la mayoría de las personas suelen sentirse agobiadas por una infinidad de estímulos, provenientes ante todo de las nuevas tecnologías, que debido al permanente desarrollo nos obligan a mantener un ritmo constante de aprendizaje, con un bombardeo permanente de información que en ocasiones paraliza, sin poder decidir que es lo realmente critico para nuestras decisiones y efectividad diarias; esto sumado a la constante presión por los resultados, la complejidad creciente de los procesos y la globalización de las relaciones, conforman un panorama que en muchas ocasiones nos lleva a la confusión, la inefectividad, la frustración y la sensación de fracaso profesional y personal.
Un libro interesante, que reflexiona acerca de esta realidad que vivimos todos los días en nuestras empresas, es “El poder de lo simple”[i], de Jack Trout, enfocado principalmente en el tema de Marketing y que expone algunas ideas que son aplicables a otros ámbitos como la definición de la estrategia, la gestión de las personas o las decisiones financieras. A continuación, algunos de esos planteamientos, aplicados a la realidad de nuestros gerentes.
Las organizaciones son básicamente estructuras sociales, conformadas por personas o grupos de personas en constante correlación e interacción, con intereses comunes, con ideas, costumbres y emociones, por lo que deberían ser explicadas y entendidas de manera integral, no fraccionada. La consigna en la empresa debería ser por tanto “integrar y simplificar”. Ver las cosas de forma más simple, usando el sentido común y no complejas teorías administrativas, dejarse guiar por la propia experiencia y no tanto por la opinión de los “Expertos”. La idea de ver todo de manera más simple suele asustar un poco, por el temor natural al fracaso, a tener muchas alternativas y no poder decidir cual es el camino correcto. Esto explica de cierta manera por que muchas empresas y muchos gerentes van pasando de un ensayo a otro para orientar ciertos procesos y decisiones que se vuelven cada vez más difíciles y sin obtener los resultados esperados para la empresa.
Para empezar, estos son algunos temas que podrían comenzar a simplificarse:
Concéntrese en lo critico de su negocio y simplifique, trate de no dejarse llevar por la maraña de información y confusión que aporta la tecnología y las modas administrativas, recuerde que todas las empresas están impulsadas por las necesidades de sus clientes y que están solo pueden satisfacerse teniendo empleados bien seleccionados, bien entrenados, motivados, creativos y adecuadamente orientados por procesos y objetivos claros.
Maria Isabel Martinez Munar, consultora en Desarrollo Organizacional
[i] Trout, Jack; Rivkin Steve, EL PODER DE LO SIMPLE, Una guía empresarial para eliminar lo absurdo y ser más racional. Serie McGraw-Hill de Manágement, 1999